viernes, 11 de marzo de 2016

Oferta de trabajo para cuidadoras con corazón

Cuidados dosificados

Estoy pasando unos días en UK con una amiga mía. He venido a verla porque ella me lo ha pedido. Un día se sintió tan mal, que todos pensaron que no duraría muchos días u horas más. Así que aquí estoy, con ella, después de cruzar el charco, a miles de kilómetros de mi casa.

Yo me pregunto ¿cómo me sentiré si llego a vivir hasta tener su edad? Cuando todo lo que me rodea se ha convertido en un caos que gira en torno a mis pocas necesidades, básicas, pero imprescindibles para poder seguir respirando cada día.

No puedo comprender este sistema británico de cuidadoras a domicilio, que han sacado la plaza por oferta pública. ¿Qué es lo que hacen durante un día? Se supone que deben venir, al menos cuatro veces diarias al domicilio del paciente, pero ¿para qué? Pues si se llaman “cuidadoras”, lo lógico es pensar que vendrán a realizar tareas para el paciente tenga una vida mínimamente confortable en su hogar... ¡Pues no! Te has equivocado, al igual que yo.

Típica escena diaria de una de estas “expertas” cuidadoras. Entra. Saluda. Pregunta cómo está el/ la paciente. Se dirige a la caja que contiene la medicación dosificada para cada día, que está recubierta que un plástico cuadrado trasparente (y esto es muy importante). “A ver que nos toca tomar hoy…A sí hoy es…”. Saca las medicinas, quitando el plástico transparente (lo tira al aire/ al suelo/ o lo deja acumulado sobre la mesa, porque no le pagan para tirarlo al cubo de la basura ¡Eso se excede de sus funciones!), luego pone los medicamentos correspondientes en una cajita de plástico, que pasa a la paciente con un vaso de agua. Si el vaso ya tiene agua ¡mejor! Porque ya no tiene que rellenarlo. Si no la tiene le pone la suficiente para que se tome los medicamentos y dice “Tómese esto”. Luego, ella saca la tabla donde debe anotar que ha venido a suministrarle la medicación. Como comentario añadido, puede decirle luego tengo que volver porque la siguiente está enferma, o hasta tal hora ya no volveré porque no puedo venir antes, etc. Es decir que la visita de la cuidadora puede durar un máximo de 5 minutos.

Desde España suelo llamar a mi amiga por la mañana. Muchas veces me dice que no ha venido ninguna cuidadora por la mañana, otras veces no han venido por la tarde. Ella se va a la cama muy tarde porque la última no viene antes de las 21:00 horas.

Mi amiga está en los huesos. Cuando llegué se le caían todos los pantalones. Se los he acortado para que le ajusten. Tenía las uñas muy largas. Se las he cortado. Tiene conjuntivitis, pero la enfermera viene a ponerle las gotas. No le lava los ojos antes de echárselas. Se los estoy lavando con agua hervida, para quitarle las legañas antes. 

Ella casi no camina, y lo hace ayudada por un tacatá abajo, y otro en el piso de arriba, al que sube en una silla eléctrica acoplada a su escalera. Lleva pañales. Cuando llegué tenía una bolsa repleta de ellos desechables, porque nadie se había tomado la molestia de echarlos a la basura.

Le traen la comida preparada al mediodía, mediante un servicio contratado de “Meals on Wheels”, pero necesita un desayuno y una cena, al menos. Yo me pregunto ¿porqué estas cuidadoras no pueden servirle estas comidas, cuando hoy en día todo lo tienen preparado y muy a mano?

Yo me siento violenta. Esto de los plastiquitos tirados por doquier me está sacando de quicio. Me estoy volviendo mentalmente agresiva. Me gustaría tener una varita mágica y ser capaz de volver a una de estas cuidadoras en una ancianita, aunque solo fuera por unos días.

¡Cuánto me alegro de ser española! Cada vez entiendo más a los británicos que, siendo de la tercera edad, se mudan a vivir a España. Es que mi país, además de tener sol, tiene personas con corazón y alma. Yo creo que el frío británico, no solo enfría los pies, sino también los cerebros, los corazones… y congela la humanidad.

viernes, 26 de febrero de 2016

Poema de amor y muerte al soldado desconocido

Dedicado a las mujeres que son, doblemente, víctimas de las guerras.




Aquel soldado perdido y ardiente,
Atropellándome con su cañón caliente,
Valiente, a intervalo intermitente,
De certeras balas sembró mi fértil vientre.
 

Por el Norte y el Sur se diseminó.
Hacia el Este y el Oeste partió.
Entre heridas y llagas, se perdió.
Sobre campos baldíos y mar agreste, batalló.


Lento e incesante te formaste
Dentro de mi ser anidaste,
De mis pechos cálida leche bebiste,
Embriagándote de mí creciste.


Con violencia fuiste engendrado,
Con inmenso dolor parido.
Y de un manotazo sin sentido,
Barrido.


Para que paz hubiera habido,
Mataste y luchaste,
Y sin que la paz reinara,
Moriste.


Escrito por Berta-Isabel Cuadrado Álvarez
Madrid, 8 de abril de 2010, 12:53:30

jueves, 25 de febrero de 2016

Aedh desea las vestiduras del cielo

Esta es una traducción libre del poema de W. B. Yeats, en el que he tratado de evitar sus repeticiones.





HAD I the heavens' embroidered cloths,
Enwrought with golden and silver light,
The blue and the dim and the dark cloths
Of night and light and the half-light,
I would spread the cloths under your feet:
But I, being poor, have only my dreams;
I have spread my dreams under your feet;
Tread softly because you tread on my dreams. 

W.B.Yeats



Ojalá tuviera yo las vestes bordadas del cielo
Entrelazadas con la luz dorada y plateada.
Con las azules, las opacas, las oscuras
Vestiduras de la noche, de la luz y la penumbra,
Tendería a tus pies dichas vestimentas:
Más yo, siendo pobre, solo tengo mis anhelos;
He extendido mis fantasías a tus pies,
Pisa sutilmente, pues pisas sobre mis sueños.

Traduccido por Berta-Isabel Cuadrado Álvarez

sábado, 20 de febrero de 2016

Sonrie al comenzar el día




BICA "Amanece, que ya es mucho".

Cuando centelleante emerja el sol sobre el horizonte,
Sonríe.
Sonríe cuando humildes manjares deleiten tu mesa.

Cuando trine una avecilla en el árbol o arbusto contiguo,
Sonríe.
Sonríe cuando tu gatito te dé un toque solicitando tu caricia.

Cuando las gotas de lluvia patinen indecisas ventanal abajo,
Sonríe.
Sonríe cuando asomen los tímidos gérmenes primaverales.

Cuando lontananza una capa nívea bese las cumbres,
Sonríe.
Sonríe cuando el gran astro se vaya formando un ocaso,
Ya que desafiando a la gran potestad de la incertidumbre,
Intuyes que mañana, prematuro, sin falta, volverá.

Porque todo esto, tan monumentalmente insignificante,
Es lo que hace que tu día a día tenga sentidos y sentido.

Toledo, 20, febrero, 2016

jueves, 16 de julio de 2015

Arroz arame

Arroz arame por Berta-Isabel Cuadrado Álvarez





Para 4 personas

Ingredientes

Aceite de oliva virgen (4 cucharadas)
1 cebolla
1 diente de ajo
2 tomates de pera
Alga arame
100 Champiñones
100 Brócoli
100 Alcachofa en trozos congelada
250 Verduras de menestra congelada
2 cucharadas de perejil fresco picado
Arroz integral. Un vasito por persona
1/2 cubito de caldo de verduras
Comino en polvo
Colorante para paella


Preparación
 
Se pone el aceite en la sartén. Suficiente para rehogar. No se deja calentar mucho. Se pone el ajo picado. Se remueve.  

Se añade la cebolla en taquitos. Se remueve y se deja pochar un rato a fuego medio.

Se añaden los tomates en taquitos. Se rehoga y dejan pochar. 

Se añaden dos pellizcos  de alga arame. Se remueve. 

Se añaden los champiñones en lonchas. Se remueve. Se deja a fuego bajo.


Se pone el arroz en una taza. Se lava tres veces removiendo para quitarle impurezas.

Se echa a un colador. Se lava con el grifo corriendo y removiéndolo. Se separan las verduras hacia los lados de la sartén dejando un hueco para el arroz. Se añade el arroz en el centro. Se rehoga mientras, poco a poco, se van añadiendo las verduras de los lados. Se deja cocer a fuego muy lento.

Se ponen los cubitos de verduras en el mortero. Se machacan. Se les añade agua hirviendo. Se remueven con la mano para que se mezclen con el agua. Se vierten sobre la sartén. Se le va añadiendo agua hervida con el mortero hasta que se cubra el arroz con las verduras. 

Se sazona con el perejil, comino (3 toques)  y colorante de paella.

Se deja cocer a fuego lento durante 45 minutos.

Se tapa con un paño. Para que repose.

Se puede servir caliente o frío.