lunes, 17 de enero de 2022

La ardilla Rubilla

 

Ahora la ardilla Rubilla

Se me sube a la ventanilla.

Luego huye al verme.

Creo que teme mi mascarilla.

 

Ya no se pone a brincar,

por el jardín, ni sobre la mesilla.

Tampoco entra a su casita colgada.

Hace lo que le viene en gana.

Será porque no tiene mirilla.

 

¿Crees que su sabiduría es de pacotilla?

Pues ayer mismo al jugar, rodaba

Por la rampa arriba una peladilla.

¿No será una Marisabidilla?

 

¡Tal vez solo venga a husmear!

Puede que sea una cotilla.

 

Calalberche, 2022.01.17

sábado, 27 de noviembre de 2021

Tradución de A Love Letter Prose Poem by Ravi Kopra

 

A Love Letter Prose Poem - Poem by Ravi Kopra


Dear Love,

I am not gushing, over flowing with the love of a teenage girl.Though I did it long ago. I will not tell you I will die without you, I cannot live without you. Though I used to feel like this long ago. It will be a lie if I tell you so. I have always been honest with you, and I love it being so. And I know you do too.

Sitting in my backyard today on a sunny beautiful autumn day, in my lounge chair near the fountain in the flower garden that you planted for me last spring, I started reflecting on how I feel about you. I felt, somehow, you are always on my mind though with not the same intensity. Somedays I miss you a lot and in those moments, time stands still. I wish you were very close to me. The intense desire to be with you overwhelms me. In my mind I feel you are hugging me in the warmth of your arms with my head on your chest listening to your heart beats. And I feel like never getting out of the warm nest that cools my soul. I get lost in the feelings of calmness, inner solitude, meditative restfulness, desiring always to be with you like this, in your arms, you holding me close to your heart.

On other days I tell myself - little teenage girl, wake up. He has his life half a world away. You have only known him for a short while. How do you know who really he is. And during those moments I start realizing the reality of life, I become myself and keep on doing what day to day chores I have to do to live my life in peace, Still my sentiments on you flow like a tide. I cannot control them. They sweep me off my feet, and I am lost in you again for hours. The waves of desire do not pass away soon. The tide builds up and keeps on surging. And I feel I will die without you in starvation. I cannot bear it. It overwhelms me.And then in my helplessness, I open my eyes and see the world as it is. The waves descend slowly.

My love, I can live without you. But you have possessed me and I am inhabited by you. You live inside me. And that's the feeling I do not know how to tell you to touch your heart, but I will show you how I feel the next time I am with you.

Me,
Your Spanish love. The love who desires you
deep down from her heart. And waits for you.

 

Ravi Kopra

2018.01.18

TRADUCCIÓN

 Poema en prosa de una carta de amor - Poema de Ravi Kopra


Querido amor,

No soy efusiva, rebosante del amor de una adolescente, aunque lo hice hace mucho tiempo. No te diré que moriré sin ti, o que no puedo vivir sin ti. Aunque solía sentirme así hace mucho tiempo. Sería una mentira si te lo dijera. Siempre he sido honesta contigo y me encanta que así sea. Y sé que tú también.

Sentada en mi patio trasero hoy en un hermoso día soleado de otoño, en mi sillón cerca de la fuente en el jardín de flores que me plantaste la primavera pasada, comencé a reflexionar sobre lo que siento por ti. Sentí, de alguna manera, que siempre estás en mi mente aunque no con la misma intensidad. Algunos días te extraño mucho y en esos momentos el tiempo se detiene. Ojalá estuvieras muy cerca de mí. El intenso deseo de estar contigo me abruma. En mi mente siento que me abrazas en el calor de tus brazos con mi cabeza en tu pecho escuchando los latidos de tu corazón. Y siento que nunca salgo del cálido nido que enfría mi alma. Me pierdo en los sentimientos de calma, soledad interior, descanso meditativo, deseando estar siempre contigo así, en tus brazos, sosteniéndome cerca de tu corazón.

Otros días me digo a mí misma: pequeña adolescente, despierta. Tiene su vida a medio mundo de distancia. Lo conoces desde hace poco tiempo. ¿Cómo sabes quién es realmente? Y durante esos momentos comienzo a darme cuenta de la realidad de la vida, me convierto en mi misma y sigo haciendo las tareas del día a día que tengo que hacer para vivir mi vida en paz. Aún así, mis sentimientos sobre ti fluyen como una marea. No puedo controlarlos. Me enloquecen y vuelvo a estar perdida en ti durante horas. Las olas del deseo no se desvanecen pronto. La marea aumenta y sigue subiendo. Y siento que moriré sin ti de hambre. No puedo soportar esto. Me abruma y luego, en mi impotencia, abro los ojos y veo el mundo tal como es. Las olas descienden lentamente.

Mi amor, puedo vivir sin ti. Pero me has poseído y estoy habitada por ti. Vives dentro de mi. Y esa es la sensación de que no sé cómo decirte que toques tu corazón, pero te mostraré cómo me siento la próxima vez que esté contigo.
 

Yo,
Tu amor español. El amor que te desea
en el fondo de su corazón. Y te espera.
 

 Ravi Kopra

lunes, 25 de enero de 2021

La venganza de Filomena

Foto gratuita de Pxhere https://pxhere.com/es/photo/830797
 
 

A través de mis ventanas la nieve estuvo cayendo desde el atardecer del viernes hasta entrada la mañana del domingo.

¡Qué ilusión ver los copos posarse, cuál plumón agitado por Eolo, aquí y allá!

Una serena quietud reinaba en el paisaje, en la tierra, el planeta y el alma de los espectadores.

Nuestro espíritu alegre y ameno se fue transformando con el paso de las horas.

Lo que solía ser esperado con ilusión me volvió apesadumbrada y reflexiva.

La quietud y el silencio invadieron el espacio. Todo se tornó mudo y taciturno durante horas.

La caída incesante solo se dejaba ver.

Frente a la hermosura infinita contemplada cundía una temible pausa inerte, pasiva y desafiante.

La naturaleza empezó a esconderse bajo un pesado manto blanco que hizo inclinar la gallardía de sus ramas. Doblegó sus troncos más jóvenes y frágiles, por falta de experiencia. La belleza se apoderó del campo, lo domó, lo puso de rodillas ante el inmenso poder de la frágil, etérea e inocente nevada.

Filomena, nombre de musa del más hermoso de los mitos, se volvió demasiado abundante, pesada, empalagosa e indudablemente vengativa. Como todo lo que abunda en demasía. ¡Se volvió infumable!, que dirían muchos de sus sufridores.

¿Qué culpa tendremos los españoles de que la damisela fuera violada y ultrajada, según Ovidio, por su cuñado Tereo? ¿No le rindió ya el tributo merecido el grueso de nuestros literatos? ¿No le bastó el cántico poético de Lope? ¿Por qué ha venido, entonces, a descargar a mi país su ira? Me preguntaba yo, al contemplar el incesante desplome.

Frente a aquella inmensidad grosera y blanca uno no tenía más remedio que convencerse de la inexorable finitud del ser humano en nuestro Planeta.

Hasta el más desafiante se achanta ante semejante cándida magnitud. Incluso el verbo de tu garganta se amordaza. Se manifiesta lánguido y mortecino, como desconfiando de escucharse a sí mismo. Acallas tus palabras y enmudeces porque el más mínimo susurro sería una violación del mutismo reinante.

El movimiento va cesando. Las hojas y las ramas han desistido de su eterno balanceo. La espesa capa albina, sin culpa ni mancha, las retiene cohibidas, cabizbajas o atrapadas, como el pie del guerrero vencedor aplasta el cuello del luchador vencido.

La cúpula celeste, antes vomitando copos centelleantes, se ha insensibilizado bajo tonos grisáceos inexpresivos, dejando flotar sobre tu cabeza la tapa glacial de una olla a presión.

El paisaje, una vez verdoso, resplandece ahora bajo una luz albar cegadora.

Me vuelvo tímida, diminuta y reflexiva. Enjaulada por una vengativa y poderosa insignificancia argéntea e inmaculada que me retiene tras los vidrios y achica mi espíritu brioso.

Ultimada su venganza, contemplo, a la salida del sol, el devaneo del ir y venir de las aves. Observo la ensoñación de cómo el ruiseñor Filomena se encamina hacia la lejanía del bosque. Allí entonará sus más hermosos cánticos tristes y melodiosos. Las Prognes golondrinas ensangrentadas y heridas tratarán, en vano, de hallar a Filomena encaramándose a los tejados madrileños y manchegos. Mientras, el machista abusón y violador de Tereo, transformado en abubilla, volverá a escaquearse de la justicia española, alimentándose eternamente, como es su costumbre, de estiércol.

 

lunes, 21 de diciembre de 2020

Vampirus variante

 

 Fuente de la imagen: https://www.1zoom.me/es/wallpaper/88168/z76.5/

 “Cariño, mira lo que dice este titular: “Detenido anoche por lamer.”

“¿Qué dices? ¡Este gobierno ya se está pasando con el control sobre la gente!”

“No. No tienes razón. En este caso, parece que hay un motivo para haberlo detenido. Según esta noticia, está un poco mal de la cabeza. Cuando lo interrogaron declaró que estaba salvando a la mujer, porque tenía el coronavirus.”

“¿Y ese cretino cómo lo sabía? ¡Hay que ver hasta donde inventan los asaltantes sexuales!”

“Pues parece ser que es cierto, que ella tenía el virus. Porque dice aquí que le hicieron una prueba PCR y dio positivo.”

“¡Pura casualidad! ¿Y qué tiene qué ver que ella tuviera el virus, para que él se pusiera a lamerla!”

“Pues el tío ha declarado que necesita lamer el virus porque es de lo que se nutre para sobrevivir… “

“¡Qué pirao! ¿Qué es una nueva versión del Conde Drácula?”

“¡Y yo qué sé! Aquí no explican nada más.”

 

En la comisaría de la Latina, dos agentes jóvenes esperan recibir órdenes para el traslado del detenido.

 

Un hombre pálido, de extrema delgadez, arrebujado en una manta fina, sobre un camastro, asoma una cara huesuda, ojos hundidos, labios pálidos, que emiten intermitentes ronquidos.

 

“¡Qué cabrón! No se ha dormido hasta ahora que empieza a amanecer. ¡Vaya nochecita!”

“Hay que ver cómo esto del coronavirus ha afectado mentalmente a la gente, tío.”

“¡Pues sí! ¡Mira que ocurrírsele la historieta esta de que sobrevive a base de lamer la proteína del COVID-19 para ir por ahí lamiendo mujeres! Macho, a este tío se le ha ido la olla.”

Suena el teléfono.

“Sargento, Dimas, al habla. Sí…Sí… Bueno nosotros pensábamos que era mejor que… Ah, ya entiendo. No, peligroso no parece. Al menos hasta ahora no ha intentado nada contra nosotros. No… Vale. Si, claro. Sin problema. Hasta mañana entonces.”

“¿Qué pasa?”

“Que dice el jefe que no lo podrán trasladar hasta mañana. Parece ser que un juez tiene que decidir a dónde lo van a llevar antes.”

“¿Y mientras qué? ¿Nos lo comemos con patatas?”

“Nos tendremos que quedar aquí, haciendo turnos. No se le puede dejar solo.”

“¡Nos va a joder la cena de Noche Buena!”

“¿Y qué quieres, macho? El trabajo manda.”

“Ya, pero es una faena.”

 

Después de varias horas de entrar y salir para estirar las piernas, de comer pizzas medio frías, de beber tres litros de agua y catorce horas de reloj contadas y sufridas segundo a segundo, los dos compañeros sintieron al prisionero resollar.

Se destapa. Se levanta lentamente. Se estira dejando translucir unas costillas descarnadas, a través de una impoluta camisa blanca, adornada en la pechera con pequeños volantes a lo largo de su abotonadura.

“Jorge. Despierta. El fantoche ese se ha despertado.”

“¡Qué cabrón! Se ha tirado todo el día roncando y resoplando. No jodas que se va a pasar otra noche en vela y sin dejarnos pegar rojo.”

Acercándose con un plato en la mano.

“Buenas ¿Qué? ¿Quiere comer algo? Nos ha sobrado un poco de pizza.”

“Buenas” – desperezándose y bostezando, “¿Pizza? Yo no puedo comer esas guarrerías. ¿Ya se le ha olvidado lo que declaré? Solo me alimento de lamer el virus. Ese al que le han puesto ese nombre tan raro COVID-19. ¿Por qué 19, si lleva en este Planeta siglos? ¡Qué culpa tengo yo de que no se hayan dado cuenta hasta el año pasado de que ese virus estaba por aquí! ¡Con lo a gusto que estaba yo dándome banquetes en Wuhan!, pero los chinos se empeñaron en confinar, confinar… y no me quedó más remedio que migrar, para poder seguir alimentándome.”

Con socarronería.

“¿Entonces, usted ha venido de China?”

“¡Pues claro!”

“¿Y porqué habla español y no tiene rasgos chinos?”

“¡Hombre, yo me adapto a las culturas en las que habito! Después de tantos siglos de vida, me ha sobrado tiempo para aprender idiomas.”

Por lo bajini.

 

“¡Qué jodido el tío! ¡Tiene respuesta para todo! Y está todo convencido, macho.”

“Ya te digo, tío. Los locos son así. Se lo creen hasta ellos mismos.”

Dimas, levantando la voz.

“Bueno. Mire, haga lo que le de la gana. De aquí no va a poder salir. Si no quiere comer nada, allá usted. Luego no vaya a decir que le hemos matado de hambre.”

“Pues eso. Usted ha dormido todo el día. Así que ahora se tendrá que estar calladito, porque a estas horas, ya va siendo hora de que nos turnemos para dar una cabezadita, si no le importa.”

“A mí qué me va a importar. ¡Duerman, duerman! Que yo no les voy a molestar en absoluto.”

A las ocho en punto de la mañana se oyen unos golpes en las rejas de la puerta.

“¡Abrid! ¡Es que no oís!”

“¡Vaaaah! ¿Por qué no llamáis al timbre?”

“¡Porque no funciona! ¿estáis sordos o qué?”

Abriendo.

“¡Qué va, tío! ¡Nos hemos quedado traspuestos un ratito!”

“Bueno, a ver ¿dónde tenéis al bicho raro ese?”

“Pues, ahí detrás de las rejas… ¡Coño! ¿Dónde se ha metido el tío?”

“¿Le habéis abierto o qué?”

“¡Qué no, que no! Si nos hemos estado turnando toda la noche, para dormir algo. ¡Y la última vez que cerré los ojos estaba ahí, sentado en la cama!”

“Pues aquí dentro no está. ¿A ver cómo le explicáis al jefe por donde se ha escapado, si vosotros no le habéis abierto las rejas ni la puerta de la comisaría?”

“¡Joder, joder! ¡Ya te digo!”