Cuando
centelleante emerja el sol sobre el horizonte,
Sonríe.
Sonríe
cuando humildes manjares deleiten tu mesa.
Cuando
trine una avecilla en el árbol o arbusto contiguo,
Sonríe.
Sonríe
cuando tu gatito te dé un toque solicitando tu caricia.
Cuando
las gotas de lluvia patinen indecisas ventanal abajo,
Sonríe.
Sonríe
cuando asomen los tímidos gérmenes primaverales.
Cuando
lontananza una capa nívea bese las cumbres,
Sonríe.
Sonríe
cuando el gran astro se vaya formando un ocaso,
Ya
que desafiando a la gran potestad de la incertidumbre,
Intuyes
que mañana, prematuro, sin falta, volverá.
Porque
todo esto, tan monumentalmente insignificante,
Es
lo que hace que tu día a día tenga sentidos y sentido.
Toledo, 20, febrero, 2016