lunes, 21 de diciembre de 2020

Vampirus variante

 

 Fuente de la imagen: https://www.1zoom.me/es/wallpaper/88168/z76.5/

 “Cariño, mira lo que dice este titular: “Detenido anoche por lamer.”

“¿Qué dices? ¡Este gobierno ya se está pasando con el control sobre la gente!”

“No. No tienes razón. En este caso, parece que hay un motivo para haberlo detenido. Según esta noticia, está un poco mal de la cabeza. Cuando lo interrogaron declaró que estaba salvando a la mujer, porque tenía el coronavirus.”

“¿Y ese cretino cómo lo sabía? ¡Hay que ver hasta donde inventan los asaltantes sexuales!”

“Pues parece ser que es cierto, que ella tenía el virus. Porque dice aquí que le hicieron una prueba PCR y dio positivo.”

“¡Pura casualidad! ¿Y qué tiene qué ver que ella tuviera el virus, para que él se pusiera a lamerla!”

“Pues el tío ha declarado que necesita lamer el virus porque es de lo que se nutre para sobrevivir… “

“¡Qué pirao! ¿Qué es una nueva versión del Conde Drácula?”

“¡Y yo qué sé! Aquí no explican nada más.”

 

En la comisaría de la Latina, dos agentes jóvenes esperan recibir órdenes para el traslado del detenido.

 

Un hombre pálido, de extrema delgadez, arrebujado en una manta fina, sobre un camastro, asoma una cara huesuda, ojos hundidos, labios pálidos, que emiten intermitentes ronquidos.

 

“¡Qué cabrón! No se ha dormido hasta ahora que empieza a amanecer. ¡Vaya nochecita!”

“Hay que ver cómo esto del coronavirus ha afectado mentalmente a la gente, tío.”

“¡Pues sí! ¡Mira que ocurrírsele la historieta esta de que sobrevive a base de lamer la proteína del COVID-19 para ir por ahí lamiendo mujeres! Macho, a este tío se le ha ido la olla.”

Suena el teléfono.

“Sargento, Dimas, al habla. Sí…Sí… Bueno nosotros pensábamos que era mejor que… Ah, ya entiendo. No, peligroso no parece. Al menos hasta ahora no ha intentado nada contra nosotros. No… Vale. Si, claro. Sin problema. Hasta mañana entonces.”

“¿Qué pasa?”

“Que dice el jefe que no lo podrán trasladar hasta mañana. Parece ser que un juez tiene que decidir a dónde lo van a llevar antes.”

“¿Y mientras qué? ¿Nos lo comemos con patatas?”

“Nos tendremos que quedar aquí, haciendo turnos. No se le puede dejar solo.”

“¡Nos va a joder la cena de Noche Buena!”

“¿Y qué quieres, macho? El trabajo manda.”

“Ya, pero es una faena.”

 

Después de varias horas de entrar y salir para estirar las piernas, de comer pizzas medio frías, de beber tres litros de agua y catorce horas de reloj contadas y sufridas segundo a segundo, los dos compañeros sintieron al prisionero resollar.

Se destapa. Se levanta lentamente. Se estira dejando translucir unas costillas descarnadas, a través de una impoluta camisa blanca, adornada en la pechera con pequeños volantes a lo largo de su abotonadura.

“Jorge. Despierta. El fantoche ese se ha despertado.”

“¡Qué cabrón! Se ha tirado todo el día roncando y resoplando. No jodas que se va a pasar otra noche en vela y sin dejarnos pegar rojo.”

Acercándose con un plato en la mano.

“Buenas ¿Qué? ¿Quiere comer algo? Nos ha sobrado un poco de pizza.”

“Buenas” – desperezándose y bostezando, “¿Pizza? Yo no puedo comer esas guarrerías. ¿Ya se le ha olvidado lo que declaré? Solo me alimento de lamer el virus. Ese al que le han puesto ese nombre tan raro COVID-19. ¿Por qué 19, si lleva en este Planeta siglos? ¡Qué culpa tengo yo de que no se hayan dado cuenta hasta el año pasado de que ese virus estaba por aquí! ¡Con lo a gusto que estaba yo dándome banquetes en Wuhan!, pero los chinos se empeñaron en confinar, confinar… y no me quedó más remedio que migrar, para poder seguir alimentándome.”

Con socarronería.

“¿Entonces, usted ha venido de China?”

“¡Pues claro!”

“¿Y porqué habla español y no tiene rasgos chinos?”

“¡Hombre, yo me adapto a las culturas en las que habito! Después de tantos siglos de vida, me ha sobrado tiempo para aprender idiomas.”

Por lo bajini.

 

“¡Qué jodido el tío! ¡Tiene respuesta para todo! Y está todo convencido, macho.”

“Ya te digo, tío. Los locos son así. Se lo creen hasta ellos mismos.”

Dimas, levantando la voz.

“Bueno. Mire, haga lo que le de la gana. De aquí no va a poder salir. Si no quiere comer nada, allá usted. Luego no vaya a decir que le hemos matado de hambre.”

“Pues eso. Usted ha dormido todo el día. Así que ahora se tendrá que estar calladito, porque a estas horas, ya va siendo hora de que nos turnemos para dar una cabezadita, si no le importa.”

“A mí qué me va a importar. ¡Duerman, duerman! Que yo no les voy a molestar en absoluto.”

A las ocho en punto de la mañana se oyen unos golpes en las rejas de la puerta.

“¡Abrid! ¡Es que no oís!”

“¡Vaaaah! ¿Por qué no llamáis al timbre?”

“¡Porque no funciona! ¿estáis sordos o qué?”

Abriendo.

“¡Qué va, tío! ¡Nos hemos quedado traspuestos un ratito!”

“Bueno, a ver ¿dónde tenéis al bicho raro ese?”

“Pues, ahí detrás de las rejas… ¡Coño! ¿Dónde se ha metido el tío?”

“¿Le habéis abierto o qué?”

“¡Qué no, que no! Si nos hemos estado turnando toda la noche, para dormir algo. ¡Y la última vez que cerré los ojos estaba ahí, sentado en la cama!”

“Pues aquí dentro no está. ¿A ver cómo le explicáis al jefe por donde se ha escapado, si vosotros no le habéis abierto las rejas ni la puerta de la comisaría?”

“¡Joder, joder! ¡Ya te digo!”

lunes, 2 de septiembre de 2019

Traducción The Hubris of Angels

La arrogancia de los ángeles

 

Traducción de 

The Hubris of Angels by Randall Horton

Después de una tortuosa noche de pesadilla,
Dejo a los otros caminando
A lo largo de la costa, justo por encima de la A1.
A través de la niebla de la mañana
Enfoco dos siluetas.
Dos cormoranes, tal vez,
Comprometidos en una exhibición romántica,
Pero las voces humanas parecen llevarlos
A través de la niebla, resonando, contra
El acantilado costero. Me convenzo
Contra toda razón, que estos son ángeles,
Quizás enviados con un mensaje de iluminación.
Estoy mareado, e intento discernir las palabras
Eso podría convertirse en algo insufrible
Vale la pena después de todo, pero el lenguaje me falla.

Solo puedo decir que el más grande de los ángeles parece
Gritar su desesperación, o advertencia,
o incluso desesperanza, pero sus palabras son engullidas
por el viento y caen con un ruido sordo en la costa.
El ángel más pequeño parece atrapado en una subida vertical,
Apresurándose hacia el cielo con alas que se desvanecen lentamente.

Seguramente su ascensión está cercana.
Pero en su belleza agonizante, esta desalada
Criatura comienza una caída en picado,
Perseguido por un padre desesperado,
Internándose en las profundidades de un mar
Pacífico y acogedor.

El sol ahora está muy por encima del horizonte,
La niebla se ha disipado y el pueblo
Acoge, con beneplácito, un día despejado
Para una captura abundante y una fe ignorante
De su propio destino no revelado.

miércoles, 21 de agosto de 2019

Gracias a mis lectores mexicanos




Hace mucho que no doy las gracias por las visitas de mis lectores a este blog.

Pues hoy, mismito, quiero darle las gracias a tantos que me visitan y me leen.

Ustedes no me dejan comentarios, pero yo les tengo vigilados, y sé de dónde proceden.

Me encanta tener tantos lectores de Hispanoamérica, que casi siempre suman más que los que recibo de los Estados Unidos y de mi patria, España. Este mes los mexicanos están batiendo el récord.

Yo, a veces, me he quedado asombrada, de la cantidad de horas que algunos se pasan aquí leyéndome. Como ven, además de saber de dónde vienen, también espío lo que me leen, ¡ja, ja!

Tengo constancia de que, mi entrada que más se lee desde México, es mi “CARTA de Cleopatra a Marco Antonio. Para satisfacción de su curiosidad, les informo que, desde que la publiqué en 2010, la han leído 1791 personas, y que la mayoría son mexicanos. De 204 lectores, que entraron el mes pasado, 43 la leyeron ¿Por qué les gustará tanto a ustedes?

Tengo que dar unas gracias especiales, a ese lector o lectora desconocido/a que, ya ha entrado desde México más de 30 veces a leerla, y que cada vez que lo ha hecho, se ha pasado varias horas en ella. Me alegro mucho de haber escrito algo cuya lectura le cause tanto placer. ¿Por qué no me deja usted un comentario sobre el motivo que tiene para releerla tantas veces y durante tanto tiempo?

Yo tengo una razón emotiva, que algún día les contaré, para estar muy agradecida al pueblo de México. Por eso, siempre los tengo en un rinconcito muy hermoso de mis memorias.

Nos vemos.