lunes, 26 de octubre de 2009

CRITICA: película "El secreto de sus ojos"













Dirigida magistralmente (producida en 2009) por el argentino Juan José Campanella. Con la interpretación estelar de dos grandes actores Ricardo Darín en el papel de Benjamín Expósito (uno que se considera y actúa el la vida igual que un Don Nadie, tal como su apellido indica) y por Soledad Villamil interpretando a Irene Menéndez Hastings, mujer de altos vuelos, -que se declara incompetente de mirar hacia atrás porque no es de su jurisdicción- tal como sus ancestros indican.

La acción transcurre en un flashback -en el que hace 25 años que Expósito se pregunta...- que regresa a la Argentina del 1974, año en que comenzó a gestarse una dictadura militar bajo el gobierno de María Estela Martinez de Perón -una de tantas que han azotado a la Hispanoamérica del siglo XX

Video del Trailer El secreto de sus ojos


Uno de los temas son las historias de vidas paralelas donde los ojos hablan. Hay dos narraciones cinematográficas que también transcurren equidistantes: una la narran los actores y sus diálogos, la otra está narrada mediante la técnica de los primeros planos y contada a través de las miradas de los personajes. Muchas de estas miradas hablan de amor. Unas de amor no consumado o ya imposible –hay que ver lo que son los ojos de Morales que están en un estado de amor puro- y otras de veneración que se transforman en odio con el paso del tiempo. La mirada es la clave que llega a resolver el secreto.

Otro de los temas de la película es el juego de la memoria, de un pasado que ha quedado por resolver, donde Expósito ahora quiere entenderlo todo tratando de averiguar lo qué ha ocurrido con personajes que parecen haber quedado atrapados en el tiempo – también se pregunta ¿Cómo hizo Morales para aprender a vivir sin ella?- .

Así mismo trata sobre el derecho a saber la verdad, el derecho a la venganza, y hasta qué punto el devolver el “Ojo por ojo...” - la ley del Talión- es a correcta pena, que se debe de aplicar como forma de justicia retributiva para algunos casos de flagrante injusticia.

Pero Campanella deja algo para que el espectador resuelva: el dilema de la impotencia que se siente frente a la injusticia: “No piense más, no piense más” nos dice en boca de Morales.

De este director me fascina su forma de dirigir a los actores y de contar historias, pero sobre todo: su sentido del humor – que hace que una película de 2:29h se me haya hecho corta- y la gran sutileza de sus juegos de palabras, que siempre dicen tanto y de forma tan evidente, que no deja paso a ambigüedades.

Madrid 26 de octubre de 2009, 20:39h


2 comentarios:

Marta Morillo dijo...

Hola má. Estoy aquí trasnochando y acabo de leer tu crítica de esta interesante película, y claro como la vi contigo estoy casi en la obligación de comentar tu crítica.... allá va:
-Pues oye no se te da mal eso de escribir, ¿Has pensado ya lo que vas a hacer cuando seas mayor?-
Besos de tu hija.

Berta-Isabel Cuadrado Alvarez dijo...

Pues...aún no estoy muy segura, hija:

¿Alguna sugerencia por tu parte?

Besitos.

Mami