lunes, 29 de julio de 2024

A mi sobrina adoptiva



El 27 de septiembre de 2023 recibo por WhatsApp un mensaje de los que vivían en mi antiguo piso.

-         -  Aquí hay una chica que pregunta por usted. Dice que es hija de su amiga, S. ¿Le puedo dar su teléfono?

-         -  Sí, claro. Déselo.

Por la tarde recibo un mensaje suyo. Nos añadimos y hablamos.

-         - Tía. Me acuerdo mucho de ti. No he olvidado los días en los que iba con mi madre a tu escuela y escuchaba allí las clases de inglés. He pensado mucho en ti. Tengo muchas ganas de verte.

-          - Ahora no vivo en Madrid. Perdí vuestro teléfono cuando cambié al nuevo y no podía localizaros. Lo intenté por FaceBook, pero nada. Pero cuéntame, ¿qué haces por Madrid?

-          - He venido a hacer un curso intensivo para terminar mi Máster en Psicología. Lo acabo este año.

-         - ¡Qué bien!¡Cuánto me alegro de que me hayas buscado! ¿Cómo estáis todos?

-          - Todos bien. Mis padres han vuelto a su pueblo a cuidar de mis abuelos porque están viejos y enfermos. Mi hermano está ahora a cargo de la tienda. Mi hermana estudiando en la Universidad también. Ella estudia Políticas y Económicas.

-         -  Tenemos que vernos. Os invito a que vengáis a mi casa cuando queráis. Os explicaré porque ahora es un poco más difícil que llegar a la capital.

-         - Vale. Nosotros también te invitamos a nuestra casa. Vente cuando quieras.

-         -  Perfecto. Ahora estamos en contacto. Te deseo un buen fin de carrera. Ya me dirás en primavera cómo te ha ido.

El 7 de octubre tuve que hacer un viaje relámpago a Barcelona. Quedamos por las Ramblas para comer las tres juntas.

- A mi ahijada, A., no la había visto desde que aún no sabía hablar. No se acordaría de mí. Era demasiado pequeña.

-         -  Sí me acuerdo tía, dijo, porque mi madre y mi hermana siempre me han hablado mucho de ti. Así que te conozco a través de ellas.

Las dos están preciosas. L., la mayor, debe medir 170 por lo menos, muy esbelta, tan elegantemente vestida que haría palidecer a la mejor de las modelos de alta costura. De grandes ojazos negros, sonrisa deslumbrante, tez morena y me dice que es nerviosa, pero yo no le noto la ansiedad. Sólo algunos granitos por la cara denotan su estado de pubertad tardía. Algo sorprendente en una chica de 30 años. La pequeña, A., es más baja, su cara es redondita, de ojos vivarachos y mirada intelectual. Cualquiera diría que ha salido que una película de princesitas, pero esta con gafas.

Comemos en un Kebab. La comida transcurre lenta entre su cháchara animadísima. Se cortan la una a la otra para contarme sus triunfos en la universidad. Ambas han asistido a una universidad internacional. Hablan inglés y alemán, además de un perfecto castellano y supongo que catalán, también.

-          - Bueno. Ahora contadme sobre vuestros planes para el futuro.

-          - Yo quiero terminar mis estudios. Voy muy bien. Tengo muy buenas notas. Lo demás, por el momento no me preocupa, responde A. alegremente.

-          - Pues yo, tía, tengo un gran dilema. Quiero casarme. Nunca he tenido novio, y creo que ya soy muy mayor para encontrar uno. Tampoco he trabajado nunca. Me gustaría emanciparme, pero sin marido ni trabajo no podré hacerlo. No quiero pasarme la vida en casa de mis padres.

-         -  Bueno, no sé qué decirte. Creo que deberías probar a buscar algún trabajo. El que fuera. Aunque sea de cajera en un supermercado.

-          - ¿Tú crees que me aceptarían?

-          - No te lo aseguro, pero no debes poner tu nivel de estudios completo en tu currículo porque eso te perjudicaría. A parte de todo lo demás. Mira, si te va a resultar difícil encontrar a tu edad un primer trabajo, mucho más complicado tienes el tema de encontrar un chico adecuado con el que casarte. A ti no te sirve cualquier hombre. Necesitas uno que tenga un nivel cultural semejante al tuyo. Aquí no lo vas a encontrar. Ningún español se va a acercar a ti. Mucho menos un universitario. Creo que hay un hombre adecuado para ti, sí, pero no está ni en España ni tampoco en Europa. Necesitas a uno que crea en tus mismos valores y que te ame exactamente tal como eres. No sé, ¿no has buscado en páginas especiales en internet?

-          - No. No lo he intentado. Así no me gustaría encontrarlo.

-         -  Bueno, se me ocurre que dado que vas a recibir tu Máster de Psicología muy pronto podrías hacerte profesional online. Podrías montar tu propio consultorio a través de Zoom u otra plataforma parecida. ¿Qué te parece?

-          - Eso no me parece descabellado. Tal vez lo haga algún día. Pero lo del novio es lo que más me preocupa ahora. No quiero hacerme vieja sin tener hijos.

-         -  ¡Bueno 30 años tampoco es tanta vejez!

-       -  ¡Para mí sí!

-           - No te preocupes, cariño. Hay un hombre para ti, pero no en este continente.

-          - ¿Tú crees?

-         -  Sí, estoy completamente segura.

Durante la comida recibimos una llamada de sus padres. Mi querida amiga, S., había envejecido, como yo. Se notaba que estaba muy preocupada.

-          - Por favor, habla con L. Ella te escuchará a ti. Eres una mujer sabia. Confío en que le des buenos consejos. A nosotros no nos hace caso.

-          - Bueno le digo lo pienso, porque no es mucho lo que puedo hacer por ella.

-          - Yo confío en ti. Siempre lo he hecho. Eres mi hermana mayor. ¿te acuerdas cuando íbamos por el parque? Siempre pensaban que éramos hermanas, porque nos perecemos mucho.

Yo me quedé perpleja de que ella, después de tantos años, aún creyera que yo podía hacer algo por su hija o darle un consejo que le sirviera para algo.

-          -  Ahora me quedo más tranquila, tía, dijo L. al despedirnos. Creo que ya sé lo que voy a hacer. Me has ayudado mucho.

-          - Bueno, no sé en qué te he ayudado, pero si te sientes más segura ahora sobre tu toma de decisiones, me alegro mucho, cariño.

-         -  Sí. Sí, tía. No sabes cuanto me has ayudado con lo que me has dicho.

Nos hicimos una foto de despedida en la estación. Me ofrecieron una sonrisa amplia al despedirnos.

Todo el viaje me rondó por la cabeza la idea de buscarle un novio ¿cómo? No tenía ni idea. Cuando se lo comenté a mi hijo me respondió:

-         -  No te metas, mamá. No es asunto tuyo. Eso debe hacerlo ella. No puedes arreglarle la vida a todo el mundo.

Con eso me quedé tranquila y sin remordimientos de conciencia.

No nos contactamos mucho más hasta que el 27 de abril L. me envía un mensaje preguntándome cómo estoy. Le hago una video llamada como repuesta. Hablamos durante 37 minutos. Lo primero que me dice es que está muy feliz. Que tiene novio y que se casará a finales de julio. Me invita a la boda.

-         -  ¿Cómo os habéis conocido?

-         -  Es hijo de unos antiguos amigos de mis padres.

-         -  ¿Pero estás enamorada?

-         -  Sí, tía. Es muy guapo, me responde eufórica. Es ingeniero. Muy inteligente. Vive en Canadá. Ya ha venido dos veces a verme.

-          - ¿Qué es lo que más te gusta de él?

-          - Sus ojos. Son preciosos. Quiero que vengas a mi boda.

-         -  Pero no parece que hayáis tenido tiempo de conoceros mucho antes de la boda. 

Hablamos todos los días por internet. Él vendrá a en junio. Nos veremos mucho antes de la ceremonia. Tenemos muchos preparativos que hacer juntos.

-        -   Eso me parece muy bien. ¿Pero dónde estás? Parece el techo de un palacio.

-         -  No, sólo es una casa muy antigua. Estoy en el pueblo de mis padres. Ahora en casa de mi tía heredada de mis antepasados. 

- Pues parece preciosa. Me gustaría mucho poder acompañarte en ese día tan importante. Ya te lo confirmaré más adelante. Estoy liada con los documentos de mi jubilación.

- ¿Qué vas a hacer después de la boda? ¿Te vas a ir con tu marido a Canadá?

- No, tía, voy a quedarme aquí, en el pueblo de mis padres, porque estoy haciendo prácticas en un hospital. Me quedaré dos meses más, hasta terminarlas. Él se irá a Canadá después de la boda y yo me iré para allá a finales de septiembre.

Al final no pude asistir a su boda por una intoxicación de pescado que aún no he terminado de superar.

El viernes por la tarde recibí una llamada suya. Estaba preciosa. Con uno de los vestidos que le habían bordado para la ceremonia. Verde y blanco, con ramos dorados, ribeteado de brocados dorados. Parecía una princesa salida de un cuento de las Mil y una noches. Se encaminaba al primer día de su boda. Me emocioné mucho con su llamada. Le deseé mucha felicidad en el futuro.

Mi ahijada, la pequeña A., me ha enviado fotos donde se ve a L. muy feliz y preciosa. La boda ha terminado el 27 de julio. En varias de ellas se la ve con el vestido rojo de la ceremonia principal.  Es una gran capa, bordada con hileras de ramas y hojas doradas. Le cubre todo el cuerpo. Sólo deja ver su cara resplandeciente, coronada por un collar de enormes círculos de oro y diminutas piedras de colores.  A ambos lados, dos enormes pendientes circulares, haciendo juego con la corona, enmarcan su cara resplandeciente de felicidad. En otra se aprecia la decoración con la que le han tatuado con henna natural los brazos, las manos y cada uno de sus dedos. En otras fotos, están su madre y su abuela abrazadas y engalanadas, cubiertas de finas telas de seda natural. En otras sus damas de honor, también vestidas de rojo, pero en un tono distinto al de la novia. En otra una deliciosa tarta, de frutas artísticamente recortadas, formando flores y mariposas posadas en nubes blancas cremosas, en otra, la novia sentada escucha las promesas que recita su novio, vestido como un príncipe marajá con el moño atado a su nuca, en otro vídeo se escucha un coro de chicas cantando canciones tradicionales para la ceremonia nupcial. Nadie diría, por la decoración, postura y solemnidad, que es un vídeo del siglo XXI.  Todo muy emotivo, ceremonioso, tradicional, familiar y lleno de festividad para celebrar el día más importante de la vida de una hija, que deja el hogar paterno para forma parte de una nueva familia. Nada nuevo bajo el sol de este planeta donde el astro sale cada día para todos. Para unos en España, para otros en Pakistán, y para L., muy pronto en su nuevo hogar en Canadá.

La felicidad de nuestros hijos es lo que nos importa y preocupa a los padres, estemos donde estemos y vivamos donde vivamos.

Imagen de Pinterest https://es.pinterest.com/pin/644296290447782587/

Para saber más sobre la Boda musulmana: ¿cómo se celebra y cuáles son sus tradiciones? (bodas.net)

lunes, 17 de enero de 2022

La ardilla Rubilla

 

Ahora la ardilla Rubilla

Se me sube a la ventanilla.

Luego huye al verme.

Creo que teme mi mascarilla.

 

Ya no se pone a brincar,

por el jardín, ni sobre la mesilla.

Tampoco entra a su casita colgada.

Hace lo que le viene en gana.

Será porque no tiene mirilla.

 

¿Crees que su sabiduría es de pacotilla?

Pues ayer mismo al jugar, rodaba

Por la rampa arriba una peladilla.

¿No será una Marisabidilla?

 

¡Tal vez solo venga a husmear!

Puede que sea una cotilla.

 

Calalberche, 2022.01.17

sábado, 27 de noviembre de 2021

Tradución de A Love Letter Prose Poem by Ravi Kopra

 

A Love Letter Prose Poem - Poem by Ravi Kopra


Dear Love,

I am not gushing, over flowing with the love of a teenage girl.Though I did it long ago. I will not tell you I will die without you, I cannot live without you. Though I used to feel like this long ago. It will be a lie if I tell you so. I have always been honest with you, and I love it being so. And I know you do too.

Sitting in my backyard today on a sunny beautiful autumn day, in my lounge chair near the fountain in the flower garden that you planted for me last spring, I started reflecting on how I feel about you. I felt, somehow, you are always on my mind though with not the same intensity. Somedays I miss you a lot and in those moments, time stands still. I wish you were very close to me. The intense desire to be with you overwhelms me. In my mind I feel you are hugging me in the warmth of your arms with my head on your chest listening to your heart beats. And I feel like never getting out of the warm nest that cools my soul. I get lost in the feelings of calmness, inner solitude, meditative restfulness, desiring always to be with you like this, in your arms, you holding me close to your heart.

On other days I tell myself - little teenage girl, wake up. He has his life half a world away. You have only known him for a short while. How do you know who really he is. And during those moments I start realizing the reality of life, I become myself and keep on doing what day to day chores I have to do to live my life in peace, Still my sentiments on you flow like a tide. I cannot control them. They sweep me off my feet, and I am lost in you again for hours. The waves of desire do not pass away soon. The tide builds up and keeps on surging. And I feel I will die without you in starvation. I cannot bear it. It overwhelms me.And then in my helplessness, I open my eyes and see the world as it is. The waves descend slowly.

My love, I can live without you. But you have possessed me and I am inhabited by you. You live inside me. And that's the feeling I do not know how to tell you to touch your heart, but I will show you how I feel the next time I am with you.

Me,
Your Spanish love. The love who desires you
deep down from her heart. And waits for you.

 

Ravi Kopra

2018.01.18

TRADUCCIÓN

 Poema en prosa de una carta de amor - Poema de Ravi Kopra


Querido amor,

No soy efusiva, rebosante del amor de una adolescente, aunque lo hice hace mucho tiempo. No te diré que moriré sin ti, o que no puedo vivir sin ti. Aunque solía sentirme así hace mucho tiempo. Sería una mentira si te lo dijera. Siempre he sido honesta contigo y me encanta que así sea. Y sé que tú también.

Sentada en mi patio trasero hoy en un hermoso día soleado de otoño, en mi sillón cerca de la fuente en el jardín de flores que me plantaste la primavera pasada, comencé a reflexionar sobre lo que siento por ti. Sentí, de alguna manera, que siempre estás en mi mente aunque no con la misma intensidad. Algunos días te extraño mucho y en esos momentos el tiempo se detiene. Ojalá estuvieras muy cerca de mí. El intenso deseo de estar contigo me abruma. En mi mente siento que me abrazas en el calor de tus brazos con mi cabeza en tu pecho escuchando los latidos de tu corazón. Y siento que nunca salgo del cálido nido que enfría mi alma. Me pierdo en los sentimientos de calma, soledad interior, descanso meditativo, deseando estar siempre contigo así, en tus brazos, sosteniéndome cerca de tu corazón.

Otros días me digo a mí misma: pequeña adolescente, despierta. Tiene su vida a medio mundo de distancia. Lo conoces desde hace poco tiempo. ¿Cómo sabes quién es realmente? Y durante esos momentos comienzo a darme cuenta de la realidad de la vida, me convierto en mi misma y sigo haciendo las tareas del día a día que tengo que hacer para vivir mi vida en paz. Aún así, mis sentimientos sobre ti fluyen como una marea. No puedo controlarlos. Me enloquecen y vuelvo a estar perdida en ti durante horas. Las olas del deseo no se desvanecen pronto. La marea aumenta y sigue subiendo. Y siento que moriré sin ti de hambre. No puedo soportar esto. Me abruma y luego, en mi impotencia, abro los ojos y veo el mundo tal como es. Las olas descienden lentamente.

Mi amor, puedo vivir sin ti. Pero me has poseído y estoy habitada por ti. Vives dentro de mi. Y esa es la sensación de que no sé cómo decirte que toques tu corazón, pero te mostraré cómo me siento la próxima vez que esté contigo.
 

Yo,
Tu amor español. El amor que te desea
en el fondo de su corazón. Y te espera.
 

 Ravi Kopra

lunes, 25 de enero de 2021

La venganza de Filomena

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A través de mis ventanas la nieve estuvo cayendo desde el atardecer del viernes hasta entrada la mañana del domingo.

¡Qué ilusión ver los copos posarse, cuál plumón agitado por Eolo, aquí y allá!

Una serena quietud reinaba en el paisaje, en la tierra, el planeta y el alma de los espectadores.

Nuestro espíritu alegre y ameno se fue transformando con el paso de las horas.

Lo que solía ser esperado con ilusión me volvió apesadumbrada y reflexiva.

La quietud y el silencio invadieron el espacio. Todo se tornó mudo y taciturno durante horas.

La caída incesante solo se dejaba ver.

Frente a la hermosura infinita contemplada cundía una temible pausa inerte, pasiva y desafiante.

La naturaleza empezó a esconderse bajo un pesado manto blanco que hizo inclinar la gallardía de sus ramas. Doblegó sus troncos más jóvenes y frágiles, por falta de experiencia. La belleza se apoderó del campo, lo domó, lo puso de rodillas ante el inmenso poder de la frágil, etérea e inocente nevada.

Filomena, nombre de musa del más hermoso de los mitos, se volvió demasiado abundante, pesada, empalagosa e indudablemente vengativa. Como todo lo que abunda en demasía. ¡Se volvió infumable!, que dirían muchos de sus sufridores.

¿Qué culpa tendremos los españoles de que la damisela fuera violada y ultrajada, según Ovidio, por su cuñado Tereo? ¿No le rindió ya el tributo merecido el grueso de nuestros literatos? ¿No le bastó el cántico poético de Lope? ¿Por qué ha venido, entonces, a descargar a mi país su ira? Me preguntaba yo, al contemplar el incesante desplome.

Frente a aquella inmensidad grosera y blanca uno no tenía más remedio que convencerse de la inexorable finitud del ser humano en nuestro Planeta.

Hasta el más desafiante se achanta ante semejante cándida magnitud. Incluso el verbo de tu garganta se amordaza. Se manifiesta lánguido y mortecino, como desconfiando de escucharse a sí mismo. Acallas tus palabras y enmudeces porque el más mínimo susurro sería una violación del mutismo reinante.

El movimiento va cesando. Las hojas y las ramas han desistido de su eterno balanceo. La espesa capa albina, sin culpa ni mancha, las retiene cohibidas, cabizbajas o atrapadas, como el pie del guerrero vencedor aplasta el cuello del luchador vencido.

La cúpula celeste, antes vomitando copos centelleantes, se ha insensibilizado bajo tonos grisáceos inexpresivos, dejando flotar sobre tu cabeza la tapa glacial de una olla a presión.

El paisaje, una vez verdoso, resplandece ahora bajo una luz albar cegadora.

Me vuelvo tímida, diminuta y reflexiva. Enjaulada por una vengativa y poderosa insignificancia argéntea e inmaculada que me retiene tras los vidrios y achica mi espíritu brioso.

Ultimada su venganza, contemplo, a la salida del sol, el devaneo del ir y venir de las aves. Observo la ensoñación de cómo el ruiseñor Filomena se encamina hacia la lejanía del bosque. Allí entonará sus más hermosos cánticos tristes y melodiosos. Las Prognes golondrinas ensangrentadas y heridas tratarán, en vano, de hallar a Filomena encaramándose a los tejados madrileños y manchegos. Mientras, el machista abusón y violador de Tereo, transformado en abubilla, volverá a escaquearse de la justicia española, alimentándose eternamente, como es su costumbre, de estiércol.