viernes, 30 de enero de 2009

REFLEXIÓN: sobre las ilusiones
















Muchas veces nos topamos con personas sobre las que nos montamos un castillo en el aire, y esto nos hace crear un mundo de fantasía que solo existe en nuestra mente pero que nada tiene que ver con la verdadera situación.

Esto suele ocurrir principalmente cuando nos ilusionamos con personas del otro sexo, pero que en realidad nunca llegan a corresponder a nuestros sentimientos. Estos espejismos nos hacen ver, en las personas por las que nos montamos quimeras, signos de correspondencia hacia nuestros sentimientos, que en realidad no existen, y que no son más que el producto de nuestros propios anhelos, ya que no tienen ningún fundamento de veracidad.

Las personas realistas se cansan y ponen tope a estos delirios decepcionantes, pero las fantasiosas y soñadoras, aunque no obtengan de la otra persona más que un simple hola o una mirada, lo llegan a interpretar como algo más importante, y se quedan ancladas esperando siempre algo más que no llega, ni llegará jamás ... porque no lo hay.

Los románticos que se conforman con solo eso permanecerán “enganchados” a una relación no correspondida. Es difícil poner los pies en la tierra cuando tienes una esperanza, pero los que son incapaces de analizar la situación y de tomar determinaciones acordes con los resultados, siempre estarán solos con sus sueños, sin haber obtenido nada positivo ni satisfactorio.

Creo que siempre hay que hacer balance sobre los resultados obtenidos en cualquier trance en la vida, y que también es preciso poner fechas límite a los deseos que pretendemos conseguir - para que pasadas las fechas marcadas con esos claros objetivos, sean del tipo que sean- y veamos que no hemos avanzado, será preciso olvidarnos de esas quimeras, y plantearnos otras nuevas que nos lleguen a compensar emocionalmente.

Hay personas que no tienen esa fortaleza y llegan a sumirse en grandes depresiones atiborrándose de medicamentos, enfermando o intentando incluso el suicidio. Pienso que nada ni nadie merece tanto la pena como para poner en peligro nuestras vidas. Porque si son situaciones problemáticas, el tiempo las resolverá, y si son personas que no pueden corresponder a nuestros sentimientos, esto no tiene arreglo. Los sentimientos que tengamos por otras personas dependen de que seamos correspondidos o no, y para ser amados es necesaria una tercera persona, no nosotros solos. Así que la única solución es analizar con realismo todo tipo de espejismos, y desarrollar técnicas de olvido para con aquellos a los que lleguemos a la conclusión de que son inalcanzables. Es la única manera de que podamos sobrevivir y hacernos cada vez más fuertes.

Todo esto es más fácil de decir que de hacer. Porque siempre sabemos qué consejo dar a otros en estas circunstancias, pero nos cuesta más aplicarnos esta teoría para con nosotros mismos. Tal vez la clave esté en distraernos con actividades diferentes a lo que estamos acostumbrados o plantearnos nuevos objetivos o retomar los que habíamos dejado atrás olvidados o postergados. Es decir : romper con la rutina o los pequeños hábitos que han acompañado a estas utopías ... para empezar.


Madrid 30/01/2009 7:14:50

miércoles, 28 de enero de 2009

REFLEXIÓN: el valor de la música















Desde hace dos días he vuelto a ponerme a escuchar mi música favorita.

No se porqué, pero durante años, me había negado a mi misma este fantástico placer de dejar que mi espíritu fuese invadido y arrastrado por estos sonidos que me resultan tan motivadores.

Durante mucho tiempo solamente he escuchado música para bailar, normalmente en casa. Porque el bailar es lo único que ha podido sacarme siempre de una depresión segura.

Ahora he decido escuchar música mientras estudio, cocino, limpio la casa o leo. Algo que siempre hacía años atrás, pero que olvidé hacer...por múltiples razones.

Estoy feliz de haberme dado cuenta de lo mucho que estos sonidos pueden ayudarme a levantar el ánimo.

¿Cómo he podido negarme un placer de dioses del que no todo el mundo, desgraciadamente, puede disfrutar? ¿Cuántas personas no darían lo que fuera por poder escuchar la música que yo me he perdido?

A veces me pregunto ¿porqué he tendido a negarme cosas que pueden hacerme sentir feliz? ¿Seré masoquista? ¿O habrá que encontrar el momento adecuado en nuestras vidas para cada cosa?

No se la respuesta a esta pregunta, pero ¡me alegro de volver a quererme así! Porque si no me quiero yo...¿Quién lo hará?

Aunque también puede ser que necesitara olvidar los recuerdos que la música traía a mi memoria. Bueno...pues ahora parece que TODO eso está archivado...¡Y ya era hora!

Madrid, 27/01/2009 23:48:49

lunes, 26 de enero de 2009

CUENTO: Habitada












Ella sentía cómo su pasión se acrecentaba y la iba consumiendo. Ni la comida le entraba, a pesar de sus grandes esfuerzos por probar bocado. Su energía provenía del aire que respiraba, que a veces era incluso escaso, porque no le llegaba a lo más hondo, aunque con esfuerzos lo intentara. Lenta y segura se iba quedando sin los pocos kilos que recubrían su esqueleto. Quería dar tiempo a su amado, no agobiarle, respetar sus cadencia amorosa, esperar a que él estuviera preparado para abandonar su cueva. Eso decían los manuales de los expertos en psicología del amor, y ella trataba de ser una alumna aventajada. Repasaba una y otra vez “Los hombres son de Marte, y las mujeres de Venus” de John Gray, que parecía ser una eminencia en cómo debían comportarse las mujeres enamoradas, para no herir al hombre amado. Necesitaba estar preparada, y saber porqué el hacía esto o lo otro, y cómo ella debía interpretarlo. ¿Qué significaba aquello? ¿Qué quería decir con lo otro? No quería fallarle porque él se había convertido en más importante para ella, que ella misma...De noche, sin poder conciliar el sueño. Repasaba el día y el instante del último encuentro de ambos. Recordaba todos los detalles al milímetro, a la milésima de milímetro...que una y otra vez volvían a su memoria, hasta que ¡por fin! amanecía. Su cerebro se había agudizado en todos los detalles referentes a él. Durante el día, más que caminar erraba. Porque no sabía qué tenía qué hacer, que iba a hacer, a dónde ir, ni a qué hora, porqué estaba allí, qué objeto necesitaba, para qué lo necesitaba...qué objeto tenía aquel objeto...¿qué sentido tenía nada...si TODO ya era él?

Solo contaba la hora en la que se aproximaba el tiempo de verle regresar de su trabajo a través de la celosía. Y le aguardaba...a veces quedándose helada con el cristal corrido a bajas temperaturas. Si lo veía aparecer su corazón tintineaba lleno de regocijo...si no lograba verlo...porque él se había adelantado a la hora prevista, era presa de una profunda tristeza, que no se iba hasta que volvía a tener la suerte de volver a verle en algún momento, instante, de cualquier manera, a cualquier hora. Los lunes eran horrendos. No sabía si debía salir a pasear y encontrárselo, o si eso le agobiaría a él y haría que se aburriese de verla tan a menudo. Parecidos eran los martes y los miércoles. Los jueves se iba animando, porque era el día previo al viernes. Los sábados y los domingos eran maravillosos porque en algún minuto de aquellos dos días existía la posibilidad de poder verle de alguna forma...¡Quería estar diferente, hermosa Y bonita! ¡Que no hubiese otra más atractiva ante sus ojos que ella! ¡Qué maravilloso martirio! ¡Sentirse así, poseída, invadida, habitada! Él se iba apoderando de ella, ocupándola y arropándola al igual que la vid se enreda en el parral. Notaba cómo su capacidad de raciocinio iba disminuyendo paulatinamente, a medida que aumentaba su poder de sentir...Sobre todo sentirle en sus breves encuentros de miradas furtivas...porque las palabras se habían convertido en imposibles de emitir. Se quedaban allí, atenazadas en la garganta, atrapadas por los latidos de ambos corazones que gritaban al unísono, enmudecidos para el resto del mundo, con fuerza de las olas rompiendo contra el malecón en un día de mar embravecido. Breves tropiezos en los que tiempo se detenía...la naturaleza enmudecía, dejando sus cuerpos ardientes presos de un invisible circulo de pasión.

Ya nada la podía consolar, si no era la imagen de su amado...que se hacía más necesaria y frecuente su demanda... y el mayor de los desasosiegos su ausencia.

Solo un “Hola” emitido por él tenían más valor para ella más que todo el oro o las piedras preciosas del mundo ...

¿Qué no habría ella dado por un beso suyo, una caricia de sus manos o un “te quiero”?

Madrid 26/01/2009 13:27:27

miércoles, 21 de enero de 2009

VIDEOS: The Man I Love - El hombre que amo

Kate Bush & Larry Adler

Biografías en español de Kate Bush y Larry Adler


Someday you'll come along, The man I love
And he'll be big and strong, The man I love
And when he comes my way
I'll do my best to make him stay.



Algún día tú aparecerás, el hombre que amo
Y él será grande y fuerte, el hombre que amo
Y cuando él se cruce en mi camino
Yo haré lo posible por retenerlo.


He'll look at me and smile, I'll understand
And then in a little while, He'll take my hand
And though it seems absurd
I know we both won't say a word.



Me mirará y me sonreirá, y yo comprenderé
Y después de un ratito, él tomará mi mano
Y aunque parezca absurdo
Se que ninguno de los dos diremos una palabra.



Maybe I shall meet him Sunday,
Maybe Monday, maybe not
Still I'm sure to meet him one day
Maybe Tuesday will be my good news day.



Puede que me lo encuentre en domingo,
Puede que sea un lunes, puede que no
Aún así estoy segura de encontrármelo un día
Puede que el martes sea mi día de la buena nueva.



He'll build a little home, Just meant for two
From which I'll never roam, Who would, would you?
And so all else above
I'm waiting for the man I love.



Él construirá un pequeño hogar, solo creado para dos
Del que nunca huiré, ¿Quién lo haría? ¿Tú?
Así que sobre todo
Estoy esperando al hombre que amo.


Maybe I shall meet him Sunday,
Maybe Monday, maybe not
Still I'm sure to meet him one day
Maybe Tuesday will be my good news day.



He'll build a little home, That's meant for two
From which I'll never roam, Who would, would you?
And so all else above
I'm waiting for the man I love.



Traducida por : Berta-Isabel