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lunes, 1 de junio de 2009

REFLEXIONES: Sobre el aborto y la pederastia















"¿A quien se causa mayor sufrimiento y dolor a un nonato o a una victima de la pederastia?"


Mis reflexiones esta vez están basadas en las palabras de Monseñor Cañizares y en las fuentes informativas que menciono al final.

Trascripción de parte de las palabras textuales de Monseñor Cañizares en la entrevista que le hicieron en Roma (no he podido encontrar la entrevista completa, solo este trozo, así que en esta parte me baso):


No es comparable lo que puede haber ocurrido en Irlanda – que no lo conozco- simplemente la obligación que se ha hecho estos últimos días...¡pero no es comparable! Lo que está ocurriendo con el aborto, más de 40 millones de seres humanos destruidos legalmente cuando la legislación tendría que apoyar el derecho y la justicia. No es comparable lo que haya podido ocurrir en Irlanda en unos cuantos colegios... aunque ciertamente es totalmente...desechable y condenable esas conductas, de las cuales tenemos que pedir perdón. Lo que tenemos que pedir perdón todos

Análisis de estas palabras:

Monseñor Cañizares, dice usted, que no es comparable el tema del aborto con lo que ha ocurrido en Irlanda sobre los casos descubiertos de sacerdotes católicos que han practicado la pederastia. ¡Por supuesto que no es ni mucho menos comparable! Entonces ¿porqué menciona usted ambos temas juntos en la misma entrevista?

Analicemos lo que usted dice y, sobre todo,“CÓMO” lo dice, para ver si nos aclaramos con su mensaje:

1. “lo que puede haber ocurrido en Irlanda”... “lo que haya podido ocurrir en Irlanda”. Según los tiempos verbales utilizados, usted hace hincapié en que son suposiciones. Usted quiere dejar claro que no está convencido de esto sea cierto...Está usted suterfugiamente dando el mensaje de que podría ser falso.

2. “No lo conozco”. Pues estando usted tan cerca del Papa y en Roma, Monseñor, debería conocer este hecho a fondo. Usted debería ser uno de los primeros en haberse interesado personal y directamente por saber si esto es cierto o no .¡¡je, je! Pero, pillín, seguro que ya usted lo sabe de buena tinta...¡claro que de cara a la galería católica hay que seguir manteniendo el tipo, y poner en duda la veracidad de otras fuentes ajenas a las de su Iglesia!

3. “En unos cuantos colegios”. Bueno usted quiere quitarle importancia al asunto al mencionar que solo ocurre en “unos cuantos”, ¡Es decir! No en TODOS...¡Usted no quiere que ahora se vaya a exagerar! ¡Que no tratemos de pederastas a todos los sacerdotes católicos!...Parece que según usted, si algunos se salvan...entonces no hay tal problema. ¿No debería usted pensar al revés? Porque yo que usted estaría muy furiosa al saber que, tal vez, UNO de los sacerdotes católicos y, tal vez, en UN solo colegio irlandés se hubiese cometido UN delito de pederastia.

Pero no, usted no solo no está furioso ante el tema de la pederastia por parte de los sacerdotes católicos en Irlanda, sino que mezcla el tema con el del aborto para restarle la gravedad que tiene, y, de paso, recordar a nuestra sociedad abortista y pecaminosa, incluida la católica, lo malvada que es para restarle capacidad de enjuiciamiento. A mí, que soy boba, en realidad, me está usted transmitiendo estea idea: ”mira..sí, puede que haya sacerdotes católicos que tal vez hayan cometido pederastia, pero vosotros sois, mucho más malvados, y las cifras cantan...os estáis cargando a 40 millones de seres humanos a los que no los dejáis nacer...¿Quiere usted decir que, por este motivo, no podemos juzgar lo que hacen sus sacerdotes católicos?...Porque esta, para mi, es la verdadera lectura de su mensaje Monseñor, y no otra: "¡Malvados abortistas arrepentios de vuestros pecados, pedid perdón por ello que nosotros pediremos el correspondiente por nuestros pederastas...y así todo quedará en tablas...Os cambio los cromos del aborto por los de la pederastia... Luego, voy y os pido perdón, a la vez que os perdono, os doy la absolución, me absuelvo yo mismamente... y aquí no ha pasado nada"

En todas las creencias religiosas todo se arregla con el arrepentimiento del pecador y la absolución del que tiene el poder que emana de Dios... y que nada más ni nada menos, lo ha depositado en un puñado de "elegidos": papas, monseñores, obispos, arzobistos, sacerdotes, pastores, etc... Pero esto es lo que ocurre en las comunidades religiosas ¿no? Entonces ¿todo esto que tiene que ver con la sociedad civil? ¡ Me pregunto yo! ¿Y qué tiene que ver una entidad religiosa con el derecho y la justicia que emanan del Estado?

El poder religioso muy astutamente siempre está mezclando churras con merinas...para confundir a la sociedad, dispersar cortinas de humo. Ahora ustedes quieren que hablemos por enésima vez del aborto (hoy otras declaraciones del obispo de Ávila sobre lo mismo) en vez de lo que realmente hay que hablar en estos días. Pues no Monseñor, porque ahora toca saber: los nombres de los sacerdotes pederastas irlandeses, de la investigación policial que se debería estar llevando a cabo sobre ellos, cuantos culpables hay, cuantos abusos han cometido contra menores, desde cuando lo llevan haciendolo, cómo se les va a juzgar y cuales van a ser sus penas según la ley y el derecho irlandés...Eso es lo que nos interesa. Todo lo demás nos sobra Monseñor y compañía ¡que a mi no me camelan ustedes!

¡Y encima los representantes del gobierno español contestándole!...Es decir ...estúpidamente entrándole a usted “al trapo” en vez de ir a lo que hay que ir ...“al grano”. Lo del PP lo entiendo, pero lo del PSOE...

No me extrañada nada que, con la falta de concepto de justicia y cordura que tienen los cargos importantes de algunas iglesias y sus irreflexivas declaraciones públicas, luego den pie a que sus feligreses se tomen la justicia por su mano. Tal como ha ocurrido en los EE.UU., donde un médico abortista ha sido tiroteado por uno de ellos. Otra incongruencia más de los que carecen de principios éticos y morales. Se supone que un antiabortista lo es porque está a favor de la vida... pero este americano, para demostrarlo va y mata a alguien... ¡Qué secuaces tan locos y fanáticos componen su rebaño!

A este paso, no me va a quedar más remedio que ejercer mi derecho a declararme apóstata.



Fuentes citadas:

Video en YouTube:
Parte de la entrevista en Roma a Monseñor Cañizares: http://www.youtube.com/watch?v=qOrAXYP9mIg

Audio en El País: http://www.elpais.com/audios/sociedad/Monsenor/Canizares/comparable/haya/podido/ocurrir/Irlanda/aborto/elpaudsoc/20090528csrcsrsoc_2/Aes/

El País: 25.000 víctimas de la pederastia
La Iglesia católica cometió en Irlanda abusos físicos y sexuales sobre miles de niños desfavorecidos: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/25000/victimas/pederastia/elpepisoc/20090524elpepisoc_2/Tes


El obispo de Ávila lamenta «la justificación social y política del aborto»: http://www.abc.es/20090601/castilla-leon-castilla-leon/obispo-avila-lamenta-justificacion-20090601.html


Muere tiroteado en una iglesia un médico abortista de EEUU: http://www.swissinfo.ch/spa/suiza_y_el_mundo/internacional/Muere_tiroteado_en_una_iglesia_un_medico_abortista_de_EEUU.html?siteSect=143&sid=10766822&cKey=1243844791000&ty=ti


Madrid, 01/06/2009 18:25:37


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lunes, 11 de febrero de 2008

RELATO: El cuarto de harina








A Conchita, mi amiga desde la infancia.

“El señor, T. ha muero. ¿Quieres venir conmigo al velatorio?”

Le dio un vuelco el corazón. Ella se agradeció a su madre que le pidiera que la acompañara.

Se pondría su mejor ropa de fiesta. El vestido blanco de vuelo que había adornado con bonitas pegatinas, su chaquetita de percal y los últimos calcetines de ganchillo que su tía le había hecho para los domingos. Toda de blanco. Le sacó bien el brillo escupiendo sobre sus zapatitos de charol negro antes de ponérselos. Se hizo las coletas y se aseguró que los lazos de seda rosa estuvieran en su justo medio. Quería celebrar la ocasión.

Sólo estaban la recién viuda y su hija, que había venido de la ciudad donde estudiaba Magisterio. Les dieron el pésame y su madre se sentó en silencio en una de las sillas frente a los pies del fallecido.

La niña se sentó junto a su madre. No paraba de mover sus pies que colgaban de la silla, aunque no era demasiado baja para tener sólo diez años. Su madre la miró en señal de reproche para que parara. Ella saltó del asiento y se acercó al féretro.

Allí estaba aquel hombre de unos 55 años. Casi calvo. No parecía ser feo. Sus labios eran carnosos, ahora sellados, antes siempre, sin saber porque, le sonreían amablemente. Sus ojos, ahora cerrados, habían sido azules claro, de mirada fría, distante que había usado para mirarla siempre de arriba abajo. Ahora su barba blanca y recia apuntaba a salir, raro en él. Llevaba un elegante traje negro con corbata y camisa blanca. Le parecía extraño que hoy no llevara su habitual chaqueta marrón de punto con bolsillos a ambos lados, ni su pantalón gris con cinturón subido de cintura que dejaba siempre ver sus calcetines blancos por encima de sus zapatos marrones y enormes.

Deseó meter su dedo en la mejilla inerte. Sólo quería asegurarse de que no abriría los ojos, de que no se sentaría de repente en su féretro, de que no se levantaría…Pero no se atrevió, se limitó a dar una vuelta alrededor de la caja. Quería fijar aquella imagen inmóvil para siempre…sólo para asegurarse.

Se sentó de nuevo. Esta vez tuvo cuidado de no hacer ningún ruido y permaneció tranquila observando de vez en cuando a las asistentes que no le parecieron especialmente tristes sino más bien lo contrario. Desvió su mirada hacia las esquinas de la habitación, luego al reflejo de las velas en el cristal de la ventana con las contras de madera abiertas que dejaban entrar la noche.

Las insinuantes figuras reflejadas por la luz amarillenta la arrastraron a la ensoñación. Sintió un escalofrío. Creyó ver al difunto moverse. Sintió como su vello se erizaba. Cerró los ojos y sintió de nuevo su aliento acercándose a su cuello frágil. Sintió un latigazo disparado desde su oído derecho que le recorrió toda la espalda. Quedó paralizada, como atrapada en una red invisible. Él se acercó lentamente por detrás e introdujo sus manazas suavemente por debajo de sus diminutos hombros y las colocó sobre sus botoncitos. Sus pechos habían empezado a crecer, sin su permiso, como algo imparable, para su vergüenza. La apretó contra sí. Ella notó algo turgente sobre su espalda que provenía de su entrepierna. Su cabeza se inclinaba sobre su hombro y empezó a rodearla firmemente. Reaccionó. Con un fuerte empujón se deshizo del lazo de fuego. ¡Y corrió, y corrió…casi sin ver el camino…enloquecida…el corazón queriendo salir por su boca…El sol quemaba a aquella hora de la siesta…Su garganta seca le impedía gritar…mamá!!, Mamá! …Por favor, mamá! …pero su voz no salía…estaba muda! Las lágrimas y la fuerte luminosidad no le dejaban ver la vía. No había parado de correr hasta que tropezó con los raíles… No sabía dónde estaban sus manos. No supo dónde metía los pies hasta que los miró porque no los podía sacar de entre las vías que acaban de cambiar su dirección. No podía sentir el dolor del golpe que su frágil y pequeño cuerpo recibió sobre el acero. De bruces, levantó la cabeza, y entre la cortina de lágrimas y las alucinaciones que de desprendían de los raíles con el calor una sombra gigantesca empezó a acercarse a gran velocidad. Era la hora del TAZ. Las cinco de la tarde. Venía recto, derecho, sin dudas a pasos gigantescos. Como un fantasma oscuro e insinuante. Tiró y tiró …Su diminuto pié no salía. Estaba atrapada. ¡!¿Qué vía era?¡¡ ¿Qué vía era?¡La primera, la segunda¡…Uf!!! Era la tercera…El tren pasó arrastrando de un sablazo su larga cabellera, luego la dejó caer amablemente de nuevo sobre su pequeña espalda…. ¡Pasó!!

Permaneció aún inmóvil unos segundos… le parecieron siglos…Se sacudió su vestidito, se colocó los cabellos pegados a sus mejillas por las lágrimas…cruzó la vía.

Ya no corría. Estaba rendida. Venía de una terrible batalla que parecía haber ganado… El cuerpo magullado. Las rodillas sangrando, el cuerpo espolvoreado con polvos de carbonilla, su ropa sudada, orinada y con lamparones ennegrecidos…Llegó a casa. ¡Qué descanso!
- ¿Dónde…-se ahogó la pregunta de su madre- está la harina? ¿Qué te ha pasado?
- Me caí en la vía… no llegué a comprarla.
- Madre mía… Te podría haber matado el tren. Ven te curare con vinagre. Anda cielo, quítate esa ropa. Y ven que te cure. ¡Vaya golpe…gracias a Dios!


Pero era cierto. Estaba allí,... muerto ¡y bien muerto!

No más miedos. ¿Tendría ella algo que ver?. Porque…la verdad era que varias veces había pensado que sería estupendo si se muriera. Así ella podría volver a comprar a la tienda sin miedo a que la atacara de nuevo.

No había sido ella la única. Su amiga C. le dijo que a ella le hacía lo mismo siempre que no había nadie en la tienda. Pero que su padre le obligaba a ir a comprar allí porque eran vecinos. Así que ella había pedido a Dios que se muriera para que no hiciera más daño a su amiga…

¿La habría oído Dios? En cualquier caso… ahora ya podían estar tranquilas.

Nunca le contó a su madre porqué prefería ir a hacer las compras todos los sábados al pueblo vecino, que estaba a tres kilómetros, cruzando el puente colgante al que siempre había temido, especialmente en invierno, con el río crecido y el viento haciendo que toda la estructura de madera y hierros se tambaleara.

De alguna manera, aunque su madre nunca le hizo preguntas, las dos sabían que la otra lo sabía. Agradeció a su madre que nunca le pidiera detalles. Recordar era tan doloroso... un año temerosa a dormir, por manos que surgiendo de la nada la atrapaban, alientos persiguiendo su cuello, objetos contundentes golpeando su espalda…corría, y corría. Sus sábanas acababan empapadas en sudor. Por el día se sentía vencida por el sueño, pero la siesta la aterraba.

Cuando miró sonriente a su madre esta le devolvió una sonrisa de complicidad.
-¿Nos vamos ya, cielo?
- Sí, mamá... cuando quieras. - Contestó suspirando profundamente.

Saltando de la silla salió colgada de la mano a su madre.

La vuelta fue una fiesta de saltitos alrededor de su madre. En la noche serena, envueltas por una sinfonía de grillos, la enorme luna iluminaba su camino.


Berta-Isabel Cuadrado Álvarez
Madrid, 3 de abril de 2006