viernes, 25 de julio de 2008

REFLEXIÓN : Sobre "El amor romántico, última utopía de la postmodernidad"

 

La novia Foto Cela(1976)  

DEDICATORIA: A Coral Herrera Gómez, una de mis mejores, y más románticas, ex-alumnas, con todo mi amor.

Querida Kori,
ante todo mis felicitaciones por haber conseguido que publicaran tu primer artículo. Lo encuentro muy interesante, y ha conseguido suscitar en mí algunas ideas sobre lo que expones en él.


 

 

 

El amor y la soledad

Muchas personas dicen que es muy duro estar solo, y te puedo asegurar por experiencia propia que es cierto. Pero también se puede aprender a disfrutar del encanto que puede tener la soledad: tiempo para leer, pasear, observar lo que nos rodea, reflexionar, sentir la naturaleza, escuchar el latido de la vida, etc. Me gusta estar con gente, y mucho más si lo estuviera con un ser amado que me correspondiera, pero seguiría necesitando momentos para estar sola y reencontrarme a mí misma.


El amor y las uniones en pareja

Me da la impresión de que los seres humanos -que no tenemos un pelo de tontos- hemos optado por amarnos en pareja porque a efectos prácticos da mejores resultados. Tal vez eso simplifique las complicadas relaciones humanas y sea una defensa y un refugio contra las agresiones del mundo fuera de la vida en pareja. Si amas a alguien necesitas confiar plenamente en esa persona. De hecho las parejas se rompen cuando esa confianza mutua se quiebra y entra en juego la mentira. Sería más complicado si la confianza se tuviera que basar en varias personas. Además, a todos los seres humanos nos gusta sentirnos únicos e irrepetibles, y como tales, ser amados. No conozco a ningún amante que no quiera ser amado en exclusividad, y los celos –en mayor o menor medida- parecen formar parte de la relación amorosa. Es decir, que el amante « necesita » que el ser que ama no pueda relacionarse con otros de la misma forma que lo hace con él/ella. Eso es lo que le reafirma en su seguridad de ser amado por esa persona. El amor monógamo y heterosexual también se da en muchas especies animales, y probablemente sea también el producto de conclusiones prácticas que se han considerado más útiles para la supervivencia. Me limito a no mencionar las ventajas higiénicas y de salud que estas conllevan y que los humanos le han atribuido a lo largo de la historia.


El amor y la heterosexualidad

Este tipo de amor debió de surgir después de la comprobación práctica de que las relaciones homosexuales (hombre-hombre/ mujer/mujer) no daban como resultado la fertilidad. Los seres humanos, además de la lucha por la supervivencia, buscamos la eternidad. Es decir, algo material, -« plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro »- que trascienda al mundo cuando nosotros dejemos de existir físicamente. Durante muchos siglos, los humanos seguramente consideraron que solo dejaban su huella cuando habían procreado. Pero la función exclusiva que cumplía la procreación ahora puede ser sustituida o compartida por distintas manifestaciones artísticas, y muchos se centran en sus carreras en vez de en tener hijos, dejando su huella indeleble en la cultura.



El amor y la autorrealización

No creo que el amor deba basarse en la búsqueda de la « autorrealización ». Te autorrealizas a medida que creces. Si la pareja progresa junta y en la misma dirección –compartida en común- es más probable que se mantenga unida. Pero si cada uno se realiza tomando distintos derroteros, cuando se acabe la etapa del enamoramiento – al fallar la química- el amor y la magia desaparecerán porque no habrá quedado nada que compartir. Por eso buscamos semejantes o afines, y solo será química que no perdurará cuando la relación se base en los « polos opuestos que se atraen ». Soy de la opinión de que los enamorados siguen siendo dos seres solitarios que, caminando por la senda de la vida libres, se mantienen unidos voluntariamente, para intercambiar puestas en común donde realizan pequeñas proezas que hacen feliz al otro.



El amor y la cotidianeidad

El amor no debe salvarnos de la cotidianeidad, más al contrario, debemos darnos cuenta en el amor que hay en los actos cotidianos compartidos. Un acto cotidiano, se torna en extraordinario si hace feliz a alguien. Nada de lo que hacemos por el ser que amamos, debería ser considerado vano ni aburrido. El amor debe estar lleno de creatividad, juego y complicidad mutua. Lo que torna lo cotidiano en mágico.



El amor y la brevedad

La etapa del enamoramiento es breve, solo dura mientras hay química –no más de cinco años, según los estudiosos- pero el amor puede durar mientras el amante viva, y aún más allá de la propia vida del ser amado, que a su vez puede ser sustituido por otro pasado un tiempo. El amante podrá amar un nuevo objeto amado de la misma forma que amó al otro anteriormente, porque la capacidad para generar amor está en el amante que acaba atrayendo al objeto de su amor hacia sí. Hay personas que no saben amar porque creen que deben darlo todo sin recibir nada a cambio, u otras, al contrario, que lo quieren todo sin aportar nada. Ambas formas de amar resultan frustrantes para el amante. En el amor es tan importante saber recibir como saber dar. En el amor no deben tener cabida el egoísmo ni la abnegación. El amor perdurable debe basarse en un « toma y daca ». Creo que amor y utopía son incompatibles. El amor se basa en una relación mágico-química que debe tener los pies bien asentados en la tierra. No es una moda a seguir ni tiene porque conllevar obligatoriamente fecha de caducidad. Y contradiciendo a Neruda, creo que: El amor puede ser eterno, el ser amado perecedero, y solo ama quien tiene capacidad para hacerlo y está dispuesto a ello.


Besitos.

2 comentarios:

Glo dijo...

muy interesantes tus reflexiones, siempre la eterna disyuntiva ante culquier cosa, los pros/contras. Al final es mejor compartir, la soledad puede hundirte con los fantasmas al no tener con quien contrastar. Otra cosa a favor es que el cerebro funciona a base de estímulos y experiencias, si no puede llegar el estancamiento. saludos. gloria

Coral Herrera Gómez dijo...

Jo, Berta, qué bien escribes y qué bien describes el amor...

me encantaría comentarte todos los apartados uno por uno, porque todos tienen chichilla pa hablar durante mil horas...

pero estoy hoy cansada; aunque he terminado la tesis, sigo trabajando porque ahora toca podar, corregir, embellecer... y es un trabajo arduo, menos creativo que el de escribir.

a ver si la próxima vez que nos veamos ya he terminado el todo!!!!!!!

un beso muy grande y gracias por dedicarme este post. :)