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martes, 3 de marzo de 2009

REFLEXIÓN sobre la fragilidad de la victima femenina



















En el cuento, Bestia se convierte en Principe y Belleza en Princesa. En la realidad la bestia se convierte en el asesino y la belleza en su victima.

En la serie de “Amar en tiempos revueltos”, el personaje de Teresa, es una chica joven, alegre, inteligente, resuelta, que sabe lo que quiere porque tiene un carácter de fuertes convicciones. En un momento dado de la teleserie, ella es víctima de una agresión física por parte de un asesino desconocido, que intenta matarla en plena calle, aunque no lo consigue. Su personaje, representa en ella, a esas miles de mujeres que sobreviven cada día a alguna agresión violenta causada por los actos, los insultos o los malos tratos físicos de los hombres.

Estas mujeres-victimas intentan olvidar, rehacer su vida. La mayor parte de las veces solas, y otras junto a hombres sensibles que las comprenden y las apoyan. Su vida es normal, como la de otra mujer cualquiera, al igual que hace Teresa. Pero el simple hecho de que Teresa se quede encerrada en los Grandes Almacenes, le provoca una crisis emocional, al ser de nuevo presa del pánico.

¿Qué es lo que provoca ese pánico? A mi modo de ver, un cúmulo de circunstancias, que hace que lo que está normalmente olvidado y guardado, en algún rincón de la memoria a largo plazo en nuestro cerebro, regrese repentinamente, pasando a la memoria temporal y haga que sea revivido en el frágil cerebro de la víctima de forma puntual.

¿Quién tiene la culpa de que esto ocurra? A mi me parece que es un simple hecho, a veces, sin mucha importancia, pero que es la llave que abre el resorte de la puerta que guardaba el pánico.

¿Debe, la persona que lo provocó sentirse culpable por ello? A mi modo de ver no, a menos que conociera a priori que actuando de esa forma conseguiría ese efecto en la mente de la persona. Es decir, alguien de mente perversa o retorcida, que sabe cómo hacer daño a una persona y lo hace a sabiendas, con el propósito de herirla. En el resto de los casos, no son más que ese cúmulo de circunstancias, que en un momento dado concurren y desencadenan la angustia de la víctima. Por lo tanto la persona que actuó de forma negligente o inconsciente provocando ese hecho, lo único que debe hacer es saber cómo actuar frente a una mujer, que en algún momento dado, ha sido victima de la violencia machista


Las mujeres que han sido víctimas de esa violencia masculina necesitan el apoyo y la comprensión de sus amigas, de su familia, se sus vecinos, y de la sociedad en general, y lo que les sobra son los juicios y las críticas.

Por regla general, la sociedad no comprende a estas mujeres. Hay muy pocos casos en que alguien haya salido en defensa de ellas. Los vecinos se lavan las manos, por que no quieren entrar en “asuntos de pareja” – me pregunto qué tendrá que ver la violencia con esos asuntos. Si son amigas verdaderas te apoyarán, pero la mayoría, te dará la espalda para que no les des “la paliza”. Los organismos públicos de protección a la mujer no consiguen salvarles la vida. Las comisarías pueden retener sólo unas horas a los agresores. Los jueces a veces justifican que a una mujer la violó un hombre “porque llevaba” minifalda. Y cuando vas a denunciar a un hombre que reiteradamente te acosa, te arremete o maltrata, al relatar los hechos, para el hombre-policía de turno tome nota, todavía la victima encontrará en comisaría a algún estúpido que te pregunte “¿Pero algo le hará usted para que él esté actuando así , no?”.

Si te acosa o arremete un hombre que te habáis conocido en una discoteca, alguna vez te encontrarás a alguna vecina - de esas que se pasan la vida cotilleando la vida ajena- que te diga “Claro, eso te pasa por ir de discotecas. Si no fueras a hacer el pingo por ahí, y te quedaras en casa como hacen las mujeres decentes como yo, eso no te habría pasado”. Las mujeres, en general, son mucho más críticas con las mujeres-victimas que los propios hombres. Tus vecinos te miraran con cara rara, harán corrillos cuando pasas, le dirán a otros, para que te digan, que tu acosador o agresor vino a hacerte esto o lo otro a tu casa, a tu coche, a tus hijos, etc., y si les pides el nombre del testigo -porque necesitas alguien que testifique en un juicio- ese testigo no aparecerá por ninguna parte, y lo que ha presenciado lo contará como anécdota en el mercado, en la tienda de la esquina, en los corrillos entre amigas, o en la farmacia próxima a tu casa, pero nunca te apoyará a ti, ni dará la cara.

Así actúa esta sociedad cobarde y consentidora, ante las mujeres que son víctimas de la violencia machista. Mientras a los telediarios se les llenará la boca, dando un día tras otro, la noticia de la muerte de una mujer más, en manos de su agresor, y reiterarán que este ya tenía orden de alejamiento, que ya la había amenazado con matarla varias veces, etc., etc, etc. Son noticias de “copia” y “pega” , a las que solo hay cambiar el nombre de la victima, su edad, el lugar, el día y la hora.

Las mujeres, en general, nos sentimos más desprotegidas y más frágiles física y emocionalmente que los hombres. Por eso nosotras, por regla general, lo que más valoramos en el hombre es ese sentido de protección, de apoyo, de seguridad que su fortaleza te da. Y si eres, además -como lo soy yo- huérfana de padre desde muy pequeña, y/o no tienes hermanos, la falta de la figura paterna o del hermano mayor, hace que te sientas aún más desamparada ante la fuerza física de un hombre, ante la crítica social y sobre todo, ante la falta de comprensión que reina en el entorno social de la victima.

Me pregunto, ¿cuántos hombres, en sus relaciones cotidianas con las mujeres piensan en este hecho, y si sabrían actuar en consecuencia? Los medios de comunicación han considerado recientemente héroe, a un hombre, por salvar a una mujer de las garras de su agresor. Es decir, un hecho que debería ser cotidiano, se ha convertido en noticia, por ningún hombre suele actuar en defensa de una mujer aunque vea que la están matando.

Creo que nuestra sociedad ha tirado a la basura el lema "Primero la mujeres y los niños" para pasar enarbolar el de "Primero yo, después yo y siempre yo".

Madrid, 03/03/2009 11:55:17

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