jueves, 19 de febrero de 2009

CUENTO: El miedo
















Ella no sabía como decirle que era una asesina. Había dado muerte a su antiguo amante y que temía matarlo a él también. Lo amaba profundamente, pero no podía permitir que su amor volviera a matar. Ella no había usado venenos, ni armas, ni violencia; si nocturnidad, pero nunca alevosía. No le quedó la menor duda de su culpabilidad, cuando en el día del entierro, alguien le gritó: “¡Tu lo mataste!” Si, ella estaba segura de que había acabado con su frágil órgano cardiaco. Porque cuando él se le acercaba este se aceleraba o daba trompicones, de tal manera, que barruntaba detenerse de un momento a otro. Y ante su sonrisa él solía repetirle: “Tu boca me hechiza, me enerva. ¿Es que no te enteras de que puedes matarme o volverme loco cuando me sonríes así?”. Por eso, había tratado, por todos los medios, de no volver a enamorarse. Para no cometer otro asesinato. Quiso impedir la muerte de su amado. Había reprimido al máximo su pasión por él, pero eso lo había vuelto más loco aún ¿Cómo podría haber evitado que él la deseara con solo mirarla o al rozarla? Ella había tratado de reducir sus encuentros amorosos. Siempre la había aterrado el hecho de que su corazón fallara estando en sus brazos. Eso la convirtió en más monstruosa si cabe. (** PÁRRAFO OMITIDO**) Ya en coma, cuando ella le hablaba o le tocaba, sus constantes vitales, casi planas, se convertían en aterradoras montañas. Por eso la ponían enferma los hospitales, se mareaba ante las jeringuillas, no quería ver doctores ni en película... y su cerebro la protegió con un extraño mecanismo de defensa que le impedía recordar sus sueños.

¿Cómo podría advertir ahora a su amado que ella podía ser peligrosa para él, para su corazón...que temía matarle a él también? ¿Como podría decirle? “¡Siento pánico de que dejes de existir por amarme!”.

Madrid, 19/02/2009 13:48:42

En honor a Toñi, mi fiel seguidora, añado el párrafo que había omitido en el cuento, por considerarlo algo escabroso:

** Él era un maldito, embrujado por ella, que aún en la ICU deseaba poseerla. Y aquella fue la única vez que ella había sido capaz de negarse a ser suya. **

Besos, Toñi.

Añadido en Madrid, 20, febrero, 2009, 10:30

3 comentarios:

toñi dijo...

Jo! que peligro un amor que mata solo por tocar. Espero que nunca me pase algo así.
Un beso

Glo dijo...

no temas enamorarte, mata más el desamor. el amor siempre te despeña por precipicios de sensaciones.

toñi dijo...

Muchisimas gracias Berta por tan bonitas palabras que me dedicas y haber publicado ese parrafo omitido y además que lo hayas publicado en mi honor.
me hace sentir muy orgullosa.
Mucchas cracias.
Un beso