domingo, 1 de marzo de 2009

CRITICA a la pelicula Revolutionary Road
















Dirigida por Sam Mendes (esposo de Kate Winslet) y también el impecable director de “American Beauty”, entre otras.

La película está basada en la primera novela, Revolutionary Road ("Via Revolucionaria") de Richard Yates publicada en Nueva York en 1926. Esta novela criticaba el conformismo, la vida acomodada y simplona de la clase media americana de aquella época. Mientras la veía me traía constantemente a la memoria “A Streetcar Named Desire” (Un tranvía llamado deseo) por la fuerza interpretativa y espectacular de los actores y de sus personajes, por la fuerza dramatica del tema que es eterno y actual. No me extraña nada que Kate Winslet recibiera el Globo de Oro en 2009 a la Mejor Actriz Dramática. Aunque Leonardo DiCaprio no se queda atrás. Creo que ambos están en su momento cumbre interpretativo. Se han metido tanto en el papel de ambos protagonistas, al igual que el resto de los actores, que en el cine se crea un ambiente de vivencia absoluta de la historia. Desde mi punto de vista, son tan buenos interpretando que, ahora mismo, no tienen nada que envidiar a Vivian Leigh y a Marlon Brando en aquella fabulosa película.

John Givings, fabulosamente representado por Michael Shannon , es el típico loco visionario que es retirado al manicomio, porque los que siempre dicen la verdad y tienen una inteligencia muy superior a la común, son un peligro para la sociedad conformista, ya que promueven que la gente quiera llevar a cabo sus sueños.

El título de la película “Revolutionary Road”, al igual que “A Street Car Name Desire”, es un juego de palabras, que, en este caso, significa el nombre de la calle donde los protagonistas van habitar en la casa de sus sueños, y a la vez una revolución interior de la pareja en contíua reconstrucción. A pesar de vivir rodeados de todo lo material que podrían desear tener en aquella época, se consideran especiales, y así son considerados por todos los que los rodean...y quieren algo más. En su apasionada relación de enamorados son unos contestatarios, y luchando siempre por hacerse felices el uno al otro deciden, en contra de la opinión de todos lo que los conocen, cambiar su destino para ir en busca de un sueño... vivir en Paris.

April, el nombre de la heroína, la promotora de sueños, significa “Primavera” en inglés. La primavera es siempre una fuerza creadora, regeneradora de vida, es la naturaleza que se renueva cada año...es la vida misma. Pero April medita, lo pone todo en una balanza... y elige quedarse con el sueño...

Deberías verla en versión original. Por muy buena traducción que tenga, no hay nada como escuchar las voces originales, sobre todo las de Kate y Leonardo. ¡Son fantásticos!

Madrid, 01/03/2009 11:38:45

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3 comentarios:

Glo dijo...

hola berta, vi la película y estoy de acuerdo con tu crítica, el personaje femenino al no poder cambiar ella con la interpretación, se centra en su pareja para q al menos sea él q salga de la rutina, pero nada, se queda fustrada y acaba en crisis. me gustó, la encontré muy sólida y bie4n hecha.

Berta-Isabel Cuadrado Alvarez dijo...

Gracias Glo:
Me alegro que te haya gustado la peli.

Voy a escribir otro post luego sobre una reflexión que me inspiró una escena de la película espero que te guste.
Tenemos para partidia de tenis de mesa pendiente.

¡Me encantan las fotos de tu esquina!

Tienes unos detalles preciosos...así es tu carazón lleno de belleza e inquietudes.

Besos.
B

Unknown dijo...

¡Gran cinta! Desde mi punto de vista creo que es una película que logra crear una fuerte empatía con el espectador gracias a su guión. Además, hay que reconocer que Sam Mendes sabe elegir muy bien sus historias, su reparto y en general su equipo. Revolutionary Road denota una profesionalidad tan exquisita como artesanal, y la trama está narrada con grata templanza, intensificándose de forma regular con la interacción de la pareja protagonista. Por otra parte la gravedad de sus conflictos y la valía de sus actuaciones no se equilibran con el real interés de sus personajes, con lo que flaquea la fuerza necesaria para que las situaciones arrebaten el ánimo y trasciendan sus estampas de disputas comunes, singularizadas en ocasiones por la aportación de un gran Michael Shannon como hijo de Kathy Bates.